El ex presidente hondureño Juan Orlando Hernández presumía ser un fiel aliado de los Estados Unidos en la lucha contra las drogas, pero el miércoles un juez en Nueva York lo condenó a 45 años por tráfico de drogas.
Presidente de Honduras de 2014 a 2022, solo le tomaron tres meses desde que entregó el mandato presidencial a la izquierdista Xiomara Castro hasta que fue extraditado a los Estados Unidos acusado de conspirar para traficar drogas y armas.
Este abogado de derecha de 55 años fue extraditado el 21 de abril de 2022. La misma ley de extradición que aprobó bajo presión de Washington en 2012, cuando era presidente del Congreso, fue aplicada en su contra.
El juez Kevin Castel también lo condenó a pagar una multa de $8 millones y cumplir 5 años de libertad supervisada al final de su condena.
Yo soy inocente
De baja estatura, de constitución atlética y dado al ejercicio diario, JOH -como se le conoce en su país- se define como un “indio pelo parado”, debido a su corte de cabello de estilo militar.
En la secundaria se graduó como subteniente de infantería de la Escuela Militar del Norte en San Pedro Sula, antes de graduarse como abogado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y completar una maestría en administración pública en Nueva York de 1994 a 1995. Casado con la abogada Ana García, tienen cuatro hijos.
Cayó en desgracia siendo presidente cuando su hermano, Juan Antonio “Tony” Hernández, fue arrestado en noviembre de 2018 en el aeropuerto de Miami y condenado en marzo de 2021 a cadena perpetua por tráfico de drogas a “gran escala”.
Tras ser arrestado en Honduras en febrero de 2022, JOH se consideró víctima de “venganza” por parte de los capos de la droga extraditados por su gobierno a Estados Unidos. Muchos de ellos testificaron en su contra en Nueva York. “Soy inocente”, proclamó JOH antes de escuchar la sentencia.
Un testigo declaró en el juicio que escuchó al ex presidente jactarse de que iba a “hacerle tragar la droga a los gringos” y que “ni siquiera lo notarían”.
Corrupción a gran escala
Los adversarios políticos etiquetaron a Hernández como “dictador” y lo acusaron de haberse enriquecido durante su gobierno. También lo acusaron de haber violado la Constitución al ser reelegido para un segundo mandato, y de controlar los poderes del Estado en su beneficio, especialmente el sistema judicial, que respaldó su polémica candidatura, y el tribunal electoral, que proclamó su victoria a pesar de las denuncias de fraude.
“Hernández se apoyó en una extensa carrera política donde, aprovechando los diversos cargos públicos que ha ocupado, formuló un sistema estructural de corrupción a gran escala”, aseguró el Consejo Nacional Anticorrupción.
Reemplazo de jueces
Nacido el 28 de octubre de 1968 en una familia rural de clase media baja de 17 hermanos en el departamento occidental de Lempira, JOH ingresó a la política en 1990 como asistente de su hermano Marco Augusto en la secretaría del Congreso. Desde 1998 fue diputado y durante el gobierno de Porfirio Lobo (2010-2014) ocupó la presidencia del Congreso.
Un hijo del ex presidente Porfirio Lobo, Fabio, fue condenado en los Estados Unidos por tráfico de drogas a 24 años de prisión en 2015 y testificó contra JOH en el juicio.
Como presidente del Congreso, JOH promovió el reemplazo de cuatro de los cinco magistrados de la Sala Constitucional. Los nombrados en su lugar posteriormente dieron luz verde a su reelección presidencial.
Como presidente, Hernández promovió programas de ayuda social como la “bolsa solidaria” de alimentos y programas de vivienda para familias pobres, pero sus detractores lo consideraban un mecanismo para comprar conciencias y votos.
El ex presidente, que en 2021 dijo que al final de su mandato se retiraría para escribir sus memorias, mostró una imagen de serenidad ante su proceso.
Un día antes de su arresto, cuando todo indicaba que las autoridades iban por él, publicó una foto jugando con sus perros pastores alemanes.
