La tradición de la alfarería chorotega

The Tradition of Chorotega Pottery

Muchos conocen la provincia de Guanacaste como un lugar paradisíaco, ideal para unas vacaciones. Aunque es una de las áreas más hermosas de Costa Rica, con playas prístinas y una abundante vida silvestre, Guanacaste tiene mucho más que ofrecer. Su riqueza cultural es significativa y merece admiración.

Mientras los costarricenses celebran la tradicional Anexión del Partido de Nicoya, vale la pena destacar una maravillosa tradición: la cerámica chorotega.

Muchos lugareños crecieron rodeados de curiol y arcilla de su tierra. Madres y abuelas transmitieron la tradición de crear piezas de cerámica chorotega a sus hijos.

Maribel Sánchez, oriunda de San Vicente de Nicoya, recuerda pasar su infancia aprendiendo este oficio único, que ahora comparte con su comunidad.

“Siempre me gustaba hacer piezas pequeñas. Siempre estaba al lado de mi mamá, y aunque solo observaba, ella me enseñaba y me explicaba paso a paso. Cuando tenía 10 años, empecé a hacer mis propias piezas. En la actualidad, hago de todo, incluidas réplicas precolombinas, jarrones, ollas, comales y todas las cosas tradicionales que aprendí de mi madre”, recordó.

Los pigmentos naturales utilizados, conocidos como curiol, suelen ser rojo, blanco y negro, y se obtienen de una colina con el mismo nombre. “Extraer el curiol es toda una ceremonia. Debes subir la montaña durante varias horas, lo cual es peligroso debido a la presencia de serpientes. Además, es esencial mantener silencio durante la extracción para no ahuyentar los pigmentos; si la luna es favorable, las piedras rojas brotan”, añadió Sánchez.

La elaboración de la alfarería chorotega, además de representar un patrimonio cultural de los pueblos originarios, es una fuente de ingresos para las familias, una atracción turística para la región y un punto de encuentro para los miembros de la comunidad.

“Mi mamá trabajaba la alfarería, y mi papá tenía bueyes y carretas; él transportaba el barro, la leña y la arena para mi mamá y otras mujeres que hacían alfarería en mi comunidad. Además, los hermanos de mi madre a veces iban a la colina de Curiol a extraer los pigmentos”, comentó Sánchez.

El Ecomuseo de la Cerámica Chorotega de San Vicente de Nicoya, un proyecto comunitario para rescatar y preservar el arte y la cultura de los antepasados chorotegas, abrió sus puertas en 2007. Actualmente cuenta con 57 miembros artesanos y está abierto a todos los artesanos que deseen llevar productos para su exposición y venta.

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