En la mañana del 2 de agosto de 1635, una joven indígena llamada Juana Pereira salió a recoger leña como hacía todas las mañanas. Caminaba descalza por el monte cerca de un manantial cuando se sorprendió al ver la figura de una mujer sosteniendo un niño en brazos. La figura estaba encima de una roca y la joven la llevó a su casa y la guardó en un baúl.
Al día siguiente, Juana salió nuevamente a buscar leña y al pasar por el manantial, vio la misma figura en la misma roca. La llevó a casa para ponerla junto a la que había encontrado el día anterior. Pero cuando abrió el baúl, estaba vacío. Lo mismo sucedió los dos días siguientes.
Luego, al cuarto día, Juana llevó la figura al Padre Parroquial Alonso de Sandoval, quien decidió mantenerla en el santuario de la iglesia. Cuando fue a verificar al día siguiente, la figura había desaparecido. Juana la encontró cerca del manantial al día siguiente.
Fue entonces cuando se dieron cuenta de que la figura se estaba quedando allí, en un área llamada La Puebla de los Pardos, o como se conoce hoy en día, Los Ángeles de Cartago. Fue allí donde construyeron la iglesia y desde entonces, la figura ha sido llamada por diferentes nombres: La Virgen Morena, La Virgen de los Pardos, La Reina de Cartago y Nuestra Señora de los Ángeles. Aunque el nombre ha cambiado, la leyenda ha permanecido igual durante cientos de años.
En 1926, la imagen fue solemnemente coronada como Nuestra Señora de los Ángeles.
Algunos católicos dan a la Virgen María el título de co-redentora por su papel en ayudar a redimir a la humanidad. Creen que ella les ayuda a abogar por ellos y a llevar sus oraciones a Dios.
Por eso, los católicos costarricenses muestran gratitud, respeto y devoción a la Virgen de los Ángeles con una peregrinación a la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles en Cartago. La peregrinación se conoce como la “Romería”. Los peregrinos a menudo llevan un objeto que representa por lo que van a orar y lo dejan en el museo de la basílica.
La piedra original donde se encontró la figura, también conocida como “La Negrita”, también está en el museo.
Desde la Edad Media, los católicos han hecho peregrinaciones a lugares que consideran sagrados, como el Camino de Santiago, que es una peregrinación al santuario del apóstol Santiago el Mayor en la catedral de Santiago de Compostela en Galicia, España.
En Costa Rica, personas de todos los rincones del país hacen la peregrinación a Cartago. Las personas de San José tienen que caminar unos 25 kilómetros hasta la basílica, mientras que las personas de Pérez Zeledón hacen un viaje de 130 kilómetros. Así es como Alejandro Zúñiga caminó este año para llegar a Cartago:
El manantial por el que Juana pasó descalza hace 383 años es ahora una fuente de agua bendita donde los peregrinos llenan botellas de agua en forma de la Virgen María. Estudios del Instituto Tecnológico de Cartago muestran que el agua es segura para beber.
Este artículo apareció por primera vez en 2018
