La realidad para muchas madres costarricenses está lejos de ser ideal. Del 2018 al 2023, el porcentaje de madres en la fuerza laboral disminuyó considerablemente. Cerca del 60% de aquellas que están desempleadas y dejan de buscar activamente trabajo lo hacen porque deben dedicarse a responsabilidades domésticas sin ninguna remuneración.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) muestran que el 2023 terminó con el menor número de madres en la fuerza laboral desde el 2018.
“Es evidente que en el 2023 ha habido un aumento en mujeres que citan responsabilidades familiares—como quehaceres domésticos y cuidado de personas—como razones por las que no pueden trabajar por salario. Esta es una tendencia creciente”, explicó Natalia Morales, investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN).
Estos hallazgos son corroborados por datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR) publicados en enero de 2024. El análisis identifica las obligaciones familiares como la principal barrera para que las mujeres abandonen la fuerza laboral, seguido de la edad avanzada. En contraste, los hombres principalmente citan razones personales, como viajar o estudiar, seguido de la edad avanzada, para dejar el mercado laboral.
Para miles de madres, trabajar en casa implica largas y agotadoras horas sin compensación económica. Solo en el 2022, el trabajo doméstico no remunerado fue valorado en ¢9.6 billones, con mujeres contribuyendo con el 67.18% y hombres con el 32.82%.
Además, las madres enfrentan el desafío de encontrar a alguien que cuide de sus hijos mientras trabajan—una responsabilidad tradicionalmente asumida por mujeres. Aunque ha habido cambios, esta responsabilidad sigue recayendo principalmente en las mujeres en muchos hogares costarricenses.
“Dado que la responsabilidad de cuidado recae principalmente en las madres, ¿a quién delegan esta tarea para unirse a la fuerza laboral?”, pregunta María Artavia, académica de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional (UNA). Encontrar oportunidades de empleo adecuadas es otro gran desafío, según académicos.
“Dado que se espera que las mujeres asuman una mayor responsabilidad en el cuidado de los niños, las empresas pueden temer contratarlas debido a la potencial necesidad de horarios flexibles para manejar las responsabilidades familiares”, agregó la experta de la UNA.
Además, las madres son discriminadas en el mercado laboral, ya que muchos aún creen que su productividad será menor porque tienen hijos. Al mismo tiempo, aquellas que están empleadas han mencionado la falta de guarderías privadas asequibles, salas de lactancia en las empresas y sistemas de apoyo públicos y privados para ayudar a las mamás.
Abordar estas barreras es esencial para avanzar en la igualdad de género y permitir que las mujeres participen plenamente en la fuerza laboral. Al eliminar estos obstáculos, surgirá un entorno laboral más inclusivo y equitativo, donde todos tengan la oportunidad de equilibrar sus responsabilidades profesionales y personales de manera efectiva.
