Cómo los fabricantes de automóviles chinos capturaron el 20% de las ventas de automóviles de América Latina

How Chinese Automakers Captured 20% of Latin America’s Car Sales

El conductor de camiones chileno Claudio Pérez tenía dudas sobre su primera compra de un automóvil familiar fabricado en China hace dos años. Pero el precio y el tiempo de entrega rápido lo convencieron, y ahora es un converso. Pérez, de 47 años, es uno de los millones de compradores de automóviles en América Latina que han hecho el cambio de autos fabricados en Estados Unidos y Brasil a modelos chinos en los últimos años.

En 2019, el gigante económico asiático vendió automóviles por valor de $2,2 mil millones en la región. El año pasado, la cifra alcanzó los $8,5 mil millones, según el Centro de Comercio Internacional (ITC), una agencia de la ONU.

Las ventas de automóviles chinos representaron el 20 por ciento del total de la región en términos monetarios, superando a Estados Unidos con el 17 por ciento y a Brasil con el 11 por ciento. Según el ITC, ningún otro mercado fuera de Asia tiene ahora una mayor participación de autos chinos.

“Tendemos a estigmatizar las marcas chinas, pero no… esta fue súper buena, súper buena. Así que no lamento haberla comprado”, dijo Pérez sobre su primera compra, de la cual esperaba que fuera “de plástico”. Y su próximo auto también será chino, dijo.

Los fabricantes de automóviles chinos han redoblado sus esfuerzos en los últimos años para ofrecer productos a precios competitivos, sin comprometer la calidad, según analistas.

En el mercado emergente de vehículos eléctricos, han tomado una porción aún mayor del mercado latinoamericano, con el 51 por ciento de todas las ventas. Casi todos los autobuses eléctricos en la región son fabricados en China.

“El crecimiento de los fabricantes de automóviles chinos en los últimos años ha sido exponencial, gracias a mejoras significativas en calidad, tecnología y diseño”, dijo Andrés Polverigiani de Nyvus, una firma consultora que estudia la competitividad de los vehículos.

En Estados Unidos y Europa, ambos con sus propias industrias automotrices, los aranceles protectores de importación han frenado el avance de China, a diferencia de América Latina. En Chile, con aranceles casi nulos, los modelos chinos representaron casi el 30 por ciento de las ventas de automóviles el año pasado.

Una cuestión de supervivencia

En México y Brasil, los mayores productores de automóviles de América Latina, China también está avanzando. El gigante chino BYD está construyendo su planta de automóviles eléctricos más grande fuera de Asia en Camacari, al noreste de Brasil, con una capacidad de producción objetivo de 150.000 unidades cada año.

En América Latina, los autos chinos, que tienden a ser más baratos que los rivales, han permitido a segmentos de la población de ingresos medio y bajo comprar su primer vehículo, dijo Sebastián Herreros, economista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

También ha permitido la introducción de tecnologías de motores más limpias en metrópolis contaminadas como Santiago, Bogotá y Ciudad de México. “Todos nuestros países deben adoptar rápidamente la electromovilidad, es casi una cuestión de supervivencia”, dijo Herreros.

“China es un socio ideal: tiene la capacidad de producción necesaria y ofrece precios competitivos”.

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