Costa Rica está debatiendo la prohibición de las terapias de conversión en la Asamblea Legislativa

Costa Rica Debates Conversion Therapy Ban in Legislative Assembly

La Asamblea Legislativa de Costa Rica está discutiendo un proyecto de ley para prohibir las terapias de conversión. Costa Rica está entre los 68 países que permiten y aplican terapias de conversión, según un informe independiente preparado para las Naciones Unidas (ONU). Según especialistas en la materia, permitir las terapias de conversión implica que hay un problema con la orientación sexual y la identidad de género, categorizándolas erróneamente como enfermedades.

Muchas personas han sufrido y continúan sufriendo por estas llamadas terapias, dijo Marco Castillo Rojas de la Organización Interseccional Pro Derechos Humanos Costa Rica, pidiendo que este tipo de tortura sea prohibida de una vez por todas. Castillo explicó que la desacreditación, la vergüenza, la humillación, el uso de descargas eléctricas, drogas inductoras del vómito durante la exposición a material homoerótico y la violación “correctiva” son algunos de los métodos utilizados “para intentar curar la homosexualidad”.

Ricardo Sossa, ex Comisionado de Inclusión Social, llamó al presidente Rodrigo Chaves a garantizar que esta ley sea aprobada. “El Presidente de la República ha declarado públicamente su oposición a esa tortura, pero debe pasar de las palabras a la acción para prevenir estas violaciones de los derechos humanos contra la población LGBTIQA+”, enfatizó Sossa.

La iniciativa, presentada por el Frente Amplio, está siendo bloqueada por Fabricio Alvarado y diputados del partido Nueva República. El proyecto de ley propone prohibir tratamientos que buscan prevenir, atrofiar, anular o reprimir la orientación sexual, identidad de género o expresión de género de una persona.

Permitiría la asesoría y los servicios de salud que afirmen la diversidad de género y sexual, siempre que se basen en la decisión individual y sean realizados por profesionales de la salud calificados. Además, las personas aún tendrían acceso a asesoramiento de sus líderes religiosos si así lo desean.

Organizaciones internacionales de derechos humanos consideran las terapias de conversión como tortura. Para las Naciones Unidas, estas prácticas equivalen a discriminación similar a la tortura y la humillación. Además, estas llamadas terapias utilizan técnicas que carecen de base científica.

La Organización Panamericana de la Salud señaló que las terapias de conversión carecen de justificación médica y representan una seria amenaza para la salud y los derechos humanos de los afectados. Mientras tanto, la Asociación Mundial de Psiquiatría ha determinado que no existe evidencia científica sólida que sugiera que la orientación sexual innata pueda ser cambiada.

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