El principal atractivo de Costa Rica radica en la oportunidad de sumergirse en la naturaleza y presenciar la biodiversidad en todo su esplendor. Parques nacionales, corredores biológicos, reservas naturales y otras áreas protegidas atraen a millones de turistas cada año. A medida que los viajeros buscan cada vez más experiencias vacacionales auténticas, el turismo sostenible ha ganado popularidad. Durante años, los costarricenses han defendido un modelo turístico que no solo armoniza con la naturaleza, sino que también garantiza su protección.
A pesar de su pequeño tamaño, la notable biodiversidad de Costa Rica le permite competir con destinos mucho más grandes, atrayendo visitantes de todo el mundo. Las campañas de promoción turística del país han sido tan exitosas que la industria ahora contribuye con un 8.2% al Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del país por mantener un turismo sostenible, no ha sido inmune a las amenazas planteadas por el turismo masivo. Desde la pandemia de COVID-19, el sector aún no se ha recuperado por completo y la economía general de Costa Rica también ha enfrentado dificultades. La desigualdad y la pobreza han aumentado, y el desempleo sigue siendo un problema significativo para muchos ciudadanos.
Con fuentes de ingresos limitadas, aumentos en los costos de vida y un apoyo mínimo, muchos lugareños están recurriendo a actividades más rentables que no se alinean con prácticas sostenibles. Por ejemplo, el alojamiento ilegal se ha vuelto común, impulsado en parte por el rápido crecimiento de la industria de la construcción.
Desafortunadamente, la conservación a menudo no paga tan bien como las industrias del sector privado, y muchas personas, luchando por cubrir sus necesidades básicas, se ven obligadas a priorizar la ganancia sobre la sostenibilidad. Las autoridades locales deben fortalecer los planes de prevención, promover la creación de empleo y estimular las economías de las áreas rurales.
Aunque algunos argumentan que aumentar el número de visitantes podría ayudar, el turismo masivo no parece ser la solución. En ciudades de todo el mundo, los residentes están protestando contra los impactos del turismo descontrolado.
Los ecosistemas son frágiles y no pueden soportar una visitación no regulada o excesiva. Se deben establecer y hacer cumplir estrictas pautas para garantizar que la naturaleza pueda ser preservada tanto para los lugareños como para los turistas. Esta realidad ha sido reconocida por los funcionarios del gobierno costarricense, quienes entienden los riesgos asociados con un crecimiento descontrolado.
Los empresarios turísticos abogan por una mayor inclusión comunitaria e integración en la cadena de valor turístico. También han expresado preocupaciones sobre la promoción del turismo de cruceros, argumentando que sus ganancias benefician solo a unos pocos mientras ofrecen poco a las comunidades locales o al medio ambiente.