José Raúl Mulino, el protegido de un exjefe de estado condenado por corrupción, fue declarado presidente electo de Panamá después de las elecciones del domingo. Mulino, de 64 años, ganó la carrera de una sola vuelta, primero en pasar la línea de meta con más de un tercio de los votos emitidos, según el tribunal electoral del país centroamericano. Momentos antes, el subcampeón Ricardo Lombana había concedido la derrota.
La elección se produjo en un momento en que el país lucha contra una corrupción arraigada, una grave sequía que ha paralizado el crucialmente importante Canal de Panamá y un flujo de migrantes hacia Estados Unidos que pasan por sus selvas.
Hubo filas en muchos colegios electorales mientras los votantes elegibles en la nación centroamericana de 4.4 millones de personas emitían sus votos para un nuevo presidente, parlamento y gobiernos locales que aborden esos problemas apremiantes en los próximos cinco años.
Las encuestas de opinión habían mostrado al abogado de derecha Mulino muy por delante del grupo de ocho candidatos. Pero tuvo que esperar una decisión judicial de último minuto el viernes que finalmente validó su candidatura.
Panamá debe cambiar
Mulino reemplazó al ex presidente Ricardo Martinelli como candidato del partido de derecha Metas Realizadoras (RM) después de que Martinelli perdiera una apelación contra una condena por lavado de dinero.
La candidatura de Mulino, que había sido compañero de fórmula de vicepresidente de Martinelli hasta la descalificación del ex líder, fue impugnada luego en base a que no había ganado una votación primaria ni elegido a su compañero de fórmula, como exige la ley.
El viernes, la Corte Suprema desestimó esa queja en un fallo que fue bien recibido por Martinelli, a quien la mayoría de los panameños creen que seguirá controlando desde detrás de bambalinas, según una encuesta reciente. Martinelli, quien sigue siendo popular en Panamá, se ha refugiado en la embajada de Nicaragua, desde donde hizo campaña por su protegido.
Después de votar el domingo, Mulino fue a ver a Martinelli a la embajada y se abrazaron, diciendo “¡Hermano!” y “¡Vamos a ganar!”, según un video publicado por Martinelli.
Muchas personas en Panamá añoran los días de prosperidad económica bajo el gobierno de Martinelli de 2009 a 2014, ayudado por un auge en infraestructura que incluyó la ampliación del canal y la construcción de la primera línea de metro de Centroamérica. Las encuestas mostraron que las principales preocupaciones de los votantes eran el alto costo de vida, el acceso al agua potable y la delincuencia.
Los principales candidatos a la presidencia han hecho promesas similares: crear muchos empleos, estimular la economía y promulgar reformas para combatir la corrupción. “Panamá debe cambiar. Hay demasiada corrupción”, dijo una votante, Jennifer Navarro, de 50 años.
Mulino, quien se desempeñó como ministro de seguridad pública de Martinelli, ha descartado el caso penal contra su ex jefe como motivado políticamente, y ahora tendrá el poder de perdonarlo.
Preocupaciones económicas
El presidente Laurentino Cortizo del partido de centro-izquierda PRD, mayoritario, dejará su cargo después de un mandato marcado por acusaciones de corrupción oficial generalizada, declive de la inversión extranjera y alta deuda pública. La presidencia de Panamá tiene un límite de un mandato.
Aproximadamente el 45 por ciento de los empleos en Panamá hoy están en el mercado informal, con un desempleo que roza el 10 por ciento y una alta desigualdad de ingresos. Se prevé que el crecimiento del PIB del país disminuya del 7.3 por ciento en 2023 al 2.5 por ciento este año, según el Fondo Monetario Internacional.
Parte de la razón es el Canal de Panamá, que mueve aproximadamente el seis por ciento del comercio marítimo mundial, limitando el tráfico en medio de una sequía paralizante.
Otro dolor de cabeza que espera a Mulino es el Tapón del Darién entre Colombia y Panamá, por donde pasaron más de medio millón de migrantes indocumentados el año pasado, mientras eran sometidos a abusos criticados por grupos de derechos humanos. Tres millones de panameños estaban en condiciones de votar.