La historia de la Isla Cartí Sugdupu

The Story of Cartí Sugdupu Island

Alberto López prepara su desayuno con agua a sus tobillos. El día amaneció lluvioso y su humilde casa estaba inundada en la pequeña isla panameña de Cartí Sugdupu, en peligro de ser devorada por el mar debido a los efectos del cambio climático. Desde el lunes, los indígenas que habitan en Cartí Sugdupu, una de las 365 islas del archipiélago caribeño de Guna Yala, comenzaron a trasladarse gradualmente a tierra firme.

López espera a que pare la lluvia para tomar un bote y llevar ropa y pertenencias a lo que será su nuevo hogar en el barrio Nuevo Cartí, construido en la costa por el gobierno panameño para reubicar a los indígenas. Lentamente, revuelve trozos de pollo y plátano en la sartén, mientras que el resto de los ocupantes de la casa esperan a que la lluvia se detenga, tumbados en hamacas.

Vive en una casa con piso de tierra y paredes de caña, que no tiene electricidad la mayor parte del día y tampoco servicio sanitario. La ropa está dispersa y en una pequeña mesa en la entrada, hay artículos de limpieza y una Biblia. “Sentimos tristeza porque si esta isla se va, parte de nuestro corazón se va, parte de nuestra cultura”, lamenta López, que nació en Cartí Sugdupu hace 72 años.

Cuando era niño, pescaba, como la mayoría de los habitantes de la isla, y trabajaba en los campos en tierra firme. Su madre lo envió a estudiar en la Ciudad de Panamá donde vivió por más de 30 años, pero cuando se jubiló, supo que tenía que regresar. “Vine aquí porque mi corazón me quería aquí y esta casa es la que mi familia me dejó”, dice López, un hombre delgado que tiene un corazón tatuado en su brazo izquierdo con las iniciales de su nombre y el apellido materno.

“Mi abuela, mi abuelo y mi tía murieron aquí… ya no será igual, pero tengo que seguir adelante porque la vida continúa”, añade.

No encajamos aquí

En Cartí Sugdupu, del tamaño de cinco campos de fútbol, sus 1,200 habitantes viven hacinados y sin servicios básicos garantizados. Hay baños comunitarios, donde cuatro tablas de madera cruzadas sirven como inodoro. Viven de la pesca, el turismo y la producción de yuca y plátano, que recolectan en la zona continental.

La población enfrenta la constante subida del mar, que regularmente inunda sus hogares. El gobierno panameño calcula que Cartí Sugdupu será engullida por el mar para el año 2050. Varias de las islas de Guna Yala están en riesgo de desaparecer bajo las aguas. Las 49 islas habitadas apenas se encuentran entre 50 cm y un metro sobre el nivel del mar.

En este primer día de traslados desde Cartí Sugdupu, la policía ayudó a los indígenas a movilizar sus pertenencias hacia la costa en botes. “Como gobierno, estamos apoyando este traslado. Este es un proceso que busca permitir que aquellos que no tienen facilidades se muden”, subrayó el Ministro de Vivienda y Planificación Territorial, Rogelio Paredes.

En un pequeño muelle, los agentes cargaron muebles, cubos de ropa, sillas de plástico, algunos electrodomésticos e incluso un peluche. “Me entristece dejar esta casa, dejar a toda mi familia”, dijo Idelicia Ávila, sentada en la hamaca de su casa en Cartí Sugdupu.

“La isla no se va a hundir, nos movemos porque no encajamos aquí”, añade la mujer de 42 años. Este es el primer desplazamiento en Panamá causado por el cambio climático, aunque días atrás el presidente del país, Laurentino Cortizo, advirtió que se están estudiando otros casos.

Cambio brutal

En Nuevo Cartí, los indígenas vivirán en casas de 40.96 m2, con agua y electricidad, dos dormitorios, sala, comedor, cocina, baño y área de lavandería. Cada casa cuenta con un terreno de 300 m2, útil para sembrar.

López vivirá en la casa número 256 con tres hermanas y una hija. Planea cultivar calabaza, yuca, piña o plátano para vender. Ya ha pensado dónde colocará la estufa y el refrigerador. Incluso habla de ampliarla para acomodar a nuevos miembros de la familia.

“Tenemos todo para bañarnos, aquí lo tengo todo completo, allá (en la isla) no tengo esa facilidad”, dice, mostrando el baño. “Seguramente todos están contentos, pero es un cambio brutal”, señala.

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