Avaricia, corrupción, explotación de terrenos y escasez de agua… estos pueden sonar como temas de la película Chinatown de Roman Polanski, pero los residentes de Dominical te dirán que estos problemas son una realidad en su propio entorno. Esta situación es indicativa de una tendencia más amplia en Costa Rica, donde los desarrolladores violan abiertamente las leyes ambientales sin consecuencias significativas por sus acciones.
A pesar de que el fenómeno de El Niño trajo lluvias inferiores a lo normal a Costa Rica a principios de 2024, los miembros de la comunidad en Dominical aseguran que no es el fenómeno climático, sino más bien un proyecto de desarrollo en las montañas lo que ha causado una serie de prolongadas escaseces de agua, la más larga de las cuales, el 22 de marzo, duró más de 10 horas.
Aunque la ley costarricense establece explícitamente que los proyectos de desarrollo no pueden interferir con el suministro de agua, los intentos de notificar a las autoridades sobre el problema en Dominical parecieron ser en vano. Se presentaron múltiples denuncias a través del Sistema Integrado para el Procesamiento y Atención de Denuncias Ambientales (SITADA) del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), pero según informes, no hubo respuestas.
Esto llevó a los residentes a tomar medidas por su cuenta creando una coalición de miembros de la comunidad, informalmente llamada Problemas de Agua Dominical, para crear conciencia sobre el proyecto de desarrollo y cómo afectaba su suministro de agua. Solo después de utilizar volantes para informar a los propietarios de viviendas y negocios en la ciudad sobre lo que estaba sucediendo, los residentes lograron generar preocupación para presionar colectivamente a los propietarios de tierras y detener efectivamente el proyecto. Sin embargo, según miembros del comité, la comunidad todavía lidia con las consecuencias del desarrollo ilegal.
El agua que abastece a Dominical proviene de una serie de manantiales naturales en las montañas sobre la ciudad. Estos manantiales están ubicados en una parcela de tierra de aproximadamente 650,000 metros cuadrados y durante 80 años esta tierra perteneció a una familia que permitía a la comunidad acceder a la fuente de agua. Posteriormente, en 2008, el agua fue “donada” a la comunidad y la gestión del suministro de agua pasó a ser responsabilidad del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
La forma en que este agua está disponible para el consumo en la ciudad de Dominical es a través de un sistema de tratamiento anticuado, en el que el agua fuente primero fluye hacia un tanque. Luego pasa por un filtro donde se eliminan la arena y otras materias orgánicas antes de ingresar a un segundo tanque de almacenamiento. Después de eso, se agrega cloro para matar bacterias, pero no tanto como para afectar el sabor y el olor del agua en sí. Muchos residentes de larga data de Dominical dirán que este sistema tradicional les ha proporcionado agua de las más limpias y mejores de toda Costa Rica.
Hace varios años, los propietarios de la parcela que contenía los manantiales fallecieron y la tierra cambió de manos un par de veces. Según el comité Problemas de Agua Dominical, los propietarios más recientes emplearon a un local que contrató trabajadores nicaragüenses para llevar a cabo la tala ilegal de una franja de árboles. Cuando AyA les ordenó detenerse, los trabajadores continuaron talando árboles utilizando hachas en lugar de motosierras, presumiblemente porque hacen menos ruido.
Todo esto se hizo en el área donde se encuentran los manantiales que abastecen el suministro de agua de Dominical. La ley costarricense establece que todo el agua pertenece al gobierno, ya sea en el océano, ríos, estuarios, lagos, manantiales o incluso aguas subterráneas y ninguna tierra puede ser alterada dentro de 200 metros de las fuentes de agua que sirven a un sistema de agua público. Estas zonas de protección creadas por el gobierno existen porque tener una cobertura arbórea saludable es importante para un agua potable limpia.
Una reducción en la vegetación, debido a la tala de árboles, provoca más erosión, lo que resulta en un exceso de sedimentos que ingresan a los arroyos y ríos. Cuando esta agua llega al sistema de tratamiento de agua, la mayor sedimentación significa que el sistema debe ser apagado para que las partículas se asienten. Durante este tiempo, la única fuente de agua para el consumo proviene del segundo tanque de almacenamiento, que no proporciona suficiente agua para abastecer a la ciudad durante un período prolongado. Puede tomar horas para que los sedimentos se asienten y el sistema vuelva a funcionar. Esto significa que mientras tanto, hogares y negocios se quedan sin agua. Según AyA, esto es exactamente lo que ha estado sucediendo con el suministro de agua de Dominical.
Para los restaurantes en particular, hay un impacto financiero negativo cuando no pueden ofrecer alimentos y bebidas a sus clientes, sin mencionar los servicios sanitarios necesarios para un establecimiento en funcionamiento. Mariela Céspedes, la Gerente Asistente de Mono Congo Cafe, mencionó que durante los períodos en los que Dominical estaba sin agua, no podían servir café o batidos a sus clientes y la única forma en que lograron mantener abiertos fue porque los empleados, previendo la escasez, recolectaron suficiente agua en los días anteriores.
Otros restaurantes que no recolectaron agua se vieron obligados a cerrar sus puertas hasta que la situación con el agua mejorara. Según Norma Pellot, dueña de Café Olas, tuvieron que rechazar clientes durante este tiempo. Lo mismo ocurrió con varios hoteles en la ciudad que tuvieron que cancelar reservas y reembolsar a sus huéspedes.
Entonces, si el impacto de un solo proyecto de desarrollo puede tener un impacto negativo tan grande en toda una comunidad, ¿por qué el municipio no se involucra más para prevenir estos problemas antes de que se conviertan en un problema? Guy Phillips, quien vive en Escaleras, una comunidad adyacente a Dominical, ha investigado este tema. Con un currículum que incluye un doctorado en Economía Ambiental y Derecho de la Universidad de Wisconsin, Profesor y Presidente del Departamento de Gestión Ambiental de la Universidad de California, Riverside, y Secretario Adjunto de Recursos y Energía del entonces Gobernador de California Jerry Brown, el Dr. Phillips tiene una amplia experiencia en decisiones gubernamentales y sus efectos en el medio ambiente y la comunidad.
Él señala que la Declaración de Misión en el sitio web de la Municipalidad de Osa establece que son responsables de “contribuir al desarrollo social, económico y ambiental integral para satisfacer las necesidades actuales y futuras de los ciudadanos del cantón”. Además, el sitio web establece que la Declaración de Visión de la Municipalidad garantiza un “compromiso con los intereses y necesidades de los ciudadanos del cantón, proporcionándoles servicios dirigidos al desarrollo humano y ambiental sostenible.”
Sin embargo, la Municipalidad está teniendo dificultades para lograr su Misión o Visión debido al volumen de solicitudes de permisos para proyectos de desarrollo, junto con la presión de grupos de interés pro desarrollo para actuar rápidamente en la aprobación de los permisos. Para complicar las cosas, la falta de recursos y personal para investigar los proyectos antes de su aprobación, o para monitorear adecuadamente el cumplimiento de los permisos una vez emitidos, resulta en que algunos de estos proyectos sigan adelante, independientemente de su cumplimiento con la ley ambiental costarricense.
El Dr. Phillips afirma que el resultado es que “la carga de la prueba por acciones incorrectas o acuerdos inapropiados recae en el miembro perjudicado del público después de que la decisión clave ya se ha tomado y se ha emitido el permiso”. Todo esto es para aquellos proyectos que realmente pasan por los canales oficiales de aprobación. Sin embargo, cuando se trata del proyecto de desarrollo que está afectando el agua en Dominical, como es el caso con muchos otros proyectos en el país, el sentimiento es que es mejor pedir perdón que permiso.
El Dr. Phillips ofrece que el público puede mostrar a las agencias responsables que están seriamente comprometidos con que el gobierno cumpla con sus leyes ambientales. Esto implica la formación de grupos de trabajo para abordar a funcionarios electos en varias áreas, incluyendo monitoreo y transparencia, aumentar los recursos de las agencias públicas que supervisan la autorización y ejecución de proyectos de desarrollo, y aumentar la participación pública en asuntos cívicos que afectan sus vidas diarias.
Esta última acción ya ha estado teniendo lugar en Dominical a través de la formación del grupo Problemas de Agua Dominical y su campaña informativa para educar a la comunidad sobre lo que está sucediendo con su agua y qué se debe hacer para revertir el problema.
No solo se trata de agua en juego. Desde la perspectiva de muchos de los residentes de Dominical, la respuesta del gobierno a este problema ha sido inadecuada. Esto alimenta la creciente percepción de que Costa Rica, un país conocido por los esfuerzos que ha hecho en el pasado para aumentar la biodiversidad, está cambiando sus prioridades de conservación a desarrollo. El desarrollo acelerado en las áreas costeras está poniendo en peligro los avances ambientales que Costa Rica ha logrado en los últimos 40 años. Muchos ciudadanos sienten que el gobierno no los respalda y que tienen que depender de la organización comunitaria para proteger sus comunidades de un desarrollo insostenible.
Ya sea real o percibida, está surgiendo un creciente cinismo en Costa Rica y si quiere seguir siendo el líder en lo que significa ser un país verde, Costa Rica necesita descubrir cómo equilibrar eficazmente el crecimiento desarrollo con la sostenibilidad, o comenzará a ser conocido como un país que valora un tipo diferente de verde.
Sobre el Autor
Ryan Meczkowski es Guía Naturalista y Fundador de CR Experiencias Naturalistas, que ofrece
tours nocturnos y excursiones educativas de la naturaleza en Uvita de Osa. Email: [email protected]
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