Madre hondureña busca consuelo en las fosas clandestinas de la pandilla:

Honduran Mother Seeks Solace in Gang’s Clandestine Graves :

María Suyapa tenía 13 años cuando los miembros de la pandilla la violaron y reclutaron. Tres años después, su madre sabe que la mataron y espera que sus huesos estén en las fosas clandestinas encontradas en el norte de Honduras para darles un “entierro cristiano”. “Estoy viendo si puedo recuperar sus pequeños huesos. Vengo a ver si me la trajeron,” dice Nolvia, de 38 años, sentada en la oficina de Medicina Forense en San Pedro Sula. Por miedo, usa un nombre ficticio, al igual que al identificar a su hija.

Hace tres semanas, las autoridades comenzaron a excavar en la ladera de una colina en las afueras de esa ciudad, ubicada a 180 km de Tegucigalpa. Agentes especiales han exhumado 13 restos óseos de la tierra árida hasta ahora, entre la maleza seca del inclemente sol de la temporada. En otra ubicación cercana, sacaron uno más. Se han encontrado varias fosas clandestinas de pandillas en varios lugares.

A pesar de que el gobierno de Xiomara Castro impuso un estado de emergencia en diciembre de 2022, tratando de emular al presidente Nayib Bukele en El Salvador, las pandillas –siendo las más grandes la Mara Salvatrucha y la Barrio 18– continúan con sus crímenes y delitos de extorsión y drogas.

De un disparo en la cabeza

María Suyapa, relata Nolvia, estaba en su primer año de secundaria pero, después de violarla, la obligaron a unirse a una pandilla en Lomas del Carmen, un barrio de casas de concreto y hierro, con calles de cemento. “Dejó sus estudios. La llevaron a vivir con ellos”, lamentó.

Es por ello que pide al gobierno actuar: “No puede ser que estén agarrando a niñas y metiéndolas en esas pandillas. Son niñas, tienen que estudiar, tienen toda su vida por delante. Esto no puede estar pasando,” dijo. Dos años después del secuestro, alrededor de las cinco de la tarde del 25 de febrero de 2023, algunos miembros de la pandilla “la bajaron de un autobús” y desapareció, Nolvia relata sobre la última vez que vieron a su hija con vida.

Unos días después, los ‘mareros’ le escribieron en Facebook que “no la buscara más porque nunca la encontraría”. “Me dijeron que la habían matado de un disparo en la cabeza y que estaba en ese cementerio clandestino,” narró. Algunos vecinos, continuó la mujer, “la vieron cuando la llevaron” a la colina para matarla, aparentemente debido a un conflicto interno en la pandilla. Nolvia cree que los restos de María Suyapa están en las fosas porque escuchó en las noticias que un cráneo exhumado tenía un agujero de bala.

Pero el experto forense Vladimir Núñez explicó que “todos tienen un disparo en la cabeza” y se deben hacer “pruebas dentales o análisis de ADN”.

Las casas locas

Según las autoridades, varios restos óseos pertenecen a personas que se negaron a abandonar sus hogares a los miembros de la pandilla. Son llamados popularmente “casas locas” cuando las utilizan para los asesinatos.

En Lomas del Carmen y otros barrios cercanos hay “muchas casas vacías y terrenos abandonados” por los vecinos, dijo Juan, de 72 años, quien solo dio su nombre por razones de seguridad.

Los miembros de la pandilla también obligaron a Nolvia a abandonar el barrio. “Me iban a matar. Llegan con armas y dicen: ‘tienes unas horas para irte’. Hay que abandonar la casa porque si no, te matan.” “Hay bastantes casos como este, pero la gente no habla por miedo”, explicó la mujer, quien ahora vive en la casa de su hermana.

Nolvia también temía que, si se quedaba en el barrio, la historia de María Suyapa se repitiera con su otra hija de 11 años. Juan estima que “hay alrededor de 40” restos óseos en la colina porque dice que vio muchas veces cuando llevaban a las víctimas y las “enterraban” allí.

El subcomisionado de la Policía Nacional, Enoc Funes, dijo que “las operaciones son permanentes” y decenas de policías y soldados establecen puntos de control y realizan patrullajes. Pero la violencia no cesa. En 2023, Honduras registró una tasa de 34 homicidios por cada 100,000 habitantes, casi seis veces el promedio mundial.

Al igual que Nolvia, otras personas acuden a Medicina Forense. Algunos albergan la esperanza de que sus familiares desaparecidos estén vivos, pero aquellos que saben que están muertos desean un poco de paz.

“Encontrar los huesos de mi hija es lo único que quiero” para encontrar un poco de consuelo, se resigna Nolvia.

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