El robo de identidad en redes sociales se ha duplicado en Costa Rica, advierten las autoridades.

Social Media Identity Theft Doubles in Costa Rica, Authorities Warn

Con los avances tecnológicos recientes, la ciberdelincuencia ha aumentado. Según la Unidad de Delitos Cibernéticos de la Fiscalía General, el robo de identidad en redes sociales ha experimentado un crecimiento alarmante.

Esteban Aguilar, fiscal de la Unidad de Delitos Cibernéticos, proporcionó detalles sobre la forma en que se cometen estos delitos. Según explicó, el robo de identidad puede involucrar a individuos, entidades legales o marcas a través de redes sociales, sitios web u otros medios electrónicos. Aguilar señaló que este tipo de ciberdelincuencia es el segundo de más rápido crecimiento en el país, superado solo por el fraude cibernético.

“Recibimos muchas denuncias sobre perfiles falsos, y las personas se exponen a penas de prisión que van desde uno a tres años. Ahora que hay muchos jóvenes con redes sociales, deben aprender cómo comportarse porque, si cometen un acto así, enfrentarán consecuencias”, señaló el fiscal Aguilar.

Según las estadísticas de la Fiscalía General, desde 2019, los casos han aumentado casi en un 100%, de 449 casos ese año a 950 en 2023.

El Código Penal Costarricense define este delito y lo castiga con prisión. Según lo indicado, quien suplante la identidad de una persona natural o jurídica o una marca en cualquier red social, sitio de Internet o medio electrónico o tecnológico de información será castigado con prisión de uno a tres años.

Varias empresas, como la famosa marca de galletas Pozuelo, han advertido a las personas sobre actos fraudulentos en los que los criminales utilizan falsamente la identidad de la empresa. Otras entidades, como bancos, también han alertado a sus clientes sobre los diferentes engaños.

Por otro lado, hace dos semanas se reportó el primer caso en el país, en el que se sospecha que un hombre cometió el delito de robo de identidad y violación de comunicaciones en redes sociales.

Según la Fiscalía, el acusado conocía las contraseñas de las redes sociales de su exnovia y, sin su consentimiento, accedió a sus perfiles personales así como a los de un negocio que le pertenecía.

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