El índice de prosperidad Legatum más reciente revela que Costa Rica se sitúa entre los países más prósperos de Latinoamérica, junto a Chile y Uruguay. Estas tres naciones destacan en una región donde muchos otros luchan con la inestabilidad política y los desafíos económicos.
Según el informe, Costa Rica ocupa el puesto 39 en el índice de prosperidad global, que evalúa a 167 naciones. De manera impresionante, Costa Rica ha mantenido esta posición desde 2011, demostrando un rendimiento consistente en varias áreas clave.
El índice de prosperidad mide el bienestar basado en factores como la seguridad, educación, salud y calidad de vida. Chile lidera la región, seguido por Uruguay en segundo lugar y Costa Rica en tercero. Cada una de estas naciones es reconocida por fomentar entornos donde los ciudadanos disfrutan de relativa estabilidad y progreso.
El informe enfatiza que a pesar de un contexto regional desafiante, estos tres países han logrado mantener su estabilidad económica y social. Esto refleja un fuerte compromiso con mejorar el bienestar de sus ciudadanos y fortalecer sus economías, incluso mientras los países vecinos enfrentan mayores contratiempos.
“Costa Rica se destaca principalmente en Libertad Personal y Medio Ambiente Natural, pero es más débil en Calidad Económica. La mayor mejora en comparación con una década atrás se dio en el Entorno de Inversión”, señala el informe.
A pesar de que estos países han mostrado avances, el informe plantea preocupaciones sobre la situación general en Latinoamérica. Es la única región en el mundo donde la prosperidad ha disminuido en la última década. Factores como el aumento de la corrupción, la erosión de las libertades y el estancamiento del crecimiento económico contribuyen a esta tendencia preocupante.
La disminución se atribuye en gran parte a las ineficiencias en la gobernanza y al debilitamiento de las instituciones democráticas, lo que a su vez ha obstaculizado el desarrollo económico y aumentado la desigualdad.
Aunque se han logrado avances en áreas como las libertades personales, la protección del medio ambiente y la infraestructura, estos progresos no han sido suficientes para contrarrestar completamente los problemas estructurales más amplios de la región, incluido el aumento del desempleo y la creciente deuda externa.
